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persona a bordo Crusoe Treasure en bahía de Plentzia

¿Te duele la cabeza con el vino? Quizás el mar tenga la respuesta

Todos tenemos esa amiga, ese cuñado o incluso nosotros mismos: basta una copa de vino para que la cabeza empiece a latir como un tambor. No es exactamente una resaca, ni una intolerancia grave, pero sí una molestia que empaña un momento que debería ser puro disfrute. En Crusoe Treasure nos preguntamos: ¿qué pasaría si pudiéramos ofrecer un vino que minimice estas molestias? Y la respuesta, como muchas de las que encontramos, estaba bajo el mar.

¿Por qué el vino puede dar dolor de cabeza?

Aunque nos gustaría culpar solo al exceso, lo cierto es que hay personas que sufren este efecto incluso con una copa. Las causas pueden ser variadas, y no siempre tienen que ver con la cantidad de alcohol:

  • Histaminas: Están presentes en mayor medida en los vinos tintos y provienen de la piel de la uva. Algunas personas las metabolizan peor, lo que puede provocar dolores de cabeza, congestión o enrojecimiento.

  • Taninos: Aportan estructura al vino, pero también estimulan la liberación de serotonina, y eso, en ciertas personas, puede generar cefaleas.

  • Sulfitos (y sulfitos mal entendidos): Se usan como conservantes, sobre todo en vinos blancos. Paradójicamente, se acusa más a los tintos de causar dolor, por lo que cada vez más expertos apuntan hacia las histaminas como las principales responsables.

  • Alcohol y deshidratación: El alcohol es un diurético natural. Beber sin hidratarse puede traducirse en un clásico dolor de cabeza al día siguiente.

  • Aminoácidos como la isdina, prolina y valina: Presentes en distintos niveles según el vino y su elaboración, también pueden influir en la sensibilidad de algunas personas.

¿Y si el mar pudiera suavizar esos efectos?

En Crusoe Treasure no hacemos vino de forma convencional. Nuestro método de "atesoramiento submarino" (sí, así lo llamamos) somete el vino a condiciones únicas de presión, temperatura constante e ingravidez. No es solo romántico: es científico.

Este entorno marino favorece una evolución más pausada y equilibrada del vino, donde los taninos se redondean, los compuestos como la histamina y ciertos aminoácidos se reducen y la textura se vuelve más amable. El resultado: una experiencia sensorial más armoniosa... y para muchos, menos dolor de cabeza.

No decimos que nuestros vinos sean una cura mágica, pero sí que están pensados para disfrutarse con menos sobresaltos. Lo hemos comprobado no solo en laboratorio, sino en los comentarios de nuestros clientes más sensibles a este tipo de reacciones.

Cómo disfrutar del vino sin lamentos al día siguiente

Aquí van algunos consejos útiles si eres de esas personas que notan cierta incomodidad tras una copa:

  • Elige vinos con menos histaminas y taninos agresivos. Nuestro blanco submarino, por ejemplo, es una apuesta segura.

  • Hidrátate: alterna vino y agua durante la comida o cena.

  • Acompaña el vino con algo de comer: esto ralentiza la absorción del alcohol.

  • Evita vinos muy alcohólicos y tánicos si sabes que te afectan: hay opciones más amables como Pinot Noir, Merlot o Albariño.

  • Escucha a tu cuerpo: cada persona reacciona distinto, y a veces basta con encontrar ese vino que “te sienta bien”.

Crusoe Treasure: vinos con menos dolor y más placer

Nuestro compromiso es claro: ofrecer vinos extraordinarios, sostenibles y más respetuosos con quienes los disfrutan. Si el mar puede ayudar a que una copa te siente mejor… ¿por qué no sumergirse en la experiencia?

¿Y tú? ¿Has notado alguna vez este tipo de molestias con el vino? Cuéntanos en los comentarios o escríbenos. Nos encanta escucharte.

Vino submarino Crusoe Treasure

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