La Bahía de Plentzia, en la costa vasca, frente a los municipios de Barrika, Gorliz y Plentzia, no es solo un escenario de extraordinaria belleza natural, es también un entorno desafiante que pone a prueba a quienes desean trabajar en armonía con el mar.
En este rincón del Cantábrico, las olas y las corrientes han moldeado durante siglos el paisaje costero y subacuático, creando un entorno dinámico y a menudo, impredecible. Para nosotros, que decidimos envejecer nuestros vinos bajo el mar, estas condiciones extremas representaban un reto único que dio lugar a la creación de una infraestructura submarina innovadora: una bodega submarina-arrecife artificial hecha de hormigón y acero que permitiese evolucionar al vino y al mar, que fuese positivo para ambos, y lo conseguimos.
¿Por qué construir una infraestructura submarina?

Un arrecife artificial para el vino y la vida marina
El diseño de nuestra infraestructura (bodega arrecife artificial) no se limitó a la protección de las botellas. Desde el inicio, concebimos nuestro proyecto como un ejercicio de sostenibilidad, creando un arrecife artificial que resistiera la fuerza del mar y evitase la rotura de las botellas al mismo tiempo que creaba un hogar para las especies marinas y creaba un ecosistema marino.
Un arrecife artificial es una estructura creada por el ser humano para replicar las funciones de un arrecife natural donde moran infinidad de especies animales y vegetales. Estás estructuras, hechas de materiales como hormigón, acero o incluso barcos o aviones hundidos, proporcionan refugio, alimentación y espacio para la reproducción de diversas especies marinas. En nuestro caso, utilizamos módulos concebidos y diseñados por nosotros de hormigón armado y acero. Concebidos específicamente para soportar las enormes olas y corrientes que se dan en el Cantábrico, creamos cavidades y superficies rugosas para fomentar la colonización por algas, corales y otros organismos.
Beneficios ecológicos comprobados

Nuestros innovadores módulos (piezas de la bodega arrecife artificial) no solo han servido como refugio para especies locales, sino que también han actuado como hábitats para especies bioindicadoras sensibles a las perturbaciones ambientales provocadas por el cambio climático, como Calliblepharis ciliata y Gelidium corneum.
En el informe del seguimiento biológico de la bodega submarina realizado al de 5 años, se documentaron más de 100 especies marinas diferentes colonizando la bodega arrecife artificial, incluyendo peces como Scorpaena porcus, invertebrados como las quisquillas, y algas que indican la buena calidad ambiental. Este éxito refuerza la importancia de los arrecifes artificiales como herramientas de conservación en zonas afectadas por actividades humanas y por el cambio climático.
Arrecifes artificiales alrededor del mundo
Nuestro arrecife es sólo uno entre muchos. En Japón, los arrecifes artificiales han ayudado a restaurar poblaciones de peces después de décadas de sobrepesca. En Estados Unidos, barcos hundidos en el Golfo de México han creado ecosistemas prósperos. Incluso arrecifes artificiales pequeños, como el creado en la Bahía de Plentzia por la bodega submarina, pueden tener un gran impacto a nivel local, actuando como microreservas de biodiversidad.
Un reto con sentido

Sostenibilidad e innovación pueden ir de la mano. Cada botella que sale de nuestra bodega submarina no solo cuenta una historia de envejecimiento bajo el agua, sino también de contribución al ecosistema marino.
Así, enfrentamos el bravo mar Cantábrico con la certeza de que nuestra infraestructura no solo protege nuestro vino, sino que también protege la riqueza de la vida marina que forma parte de nuestro hogar.
Y ahora, que sabes más sobre nosotros, ¿quieres catar uno de nuestros tesoros?